Camino a Baquedano, te sentí tan cerca de mí. El vagón lleno y mi nariz olió tu aroma a varón con toque de ternura. Mi piel se estremeció cuando sintió tu abrazo. Mis ojos te buscaron en ese pajar de gente y no te vieron. Mis labios no gustaron de los tuyos. Y mis oídos no escucharon tus suspiros de amor. Probablemente, fue tu alma, amor, que me acompañaba en mi camino.
Friday, August 27, 2010
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